Ana, Rafael y Eduardo,
Hijos del tiempo y de la historia.
Hijos de mi esperanza y de mi amor.
Un día fueron testigos
De alguien que se marchó.
Yo lloré…
Y le rogué que se quedara
Ese día lo recordaba con nostalgia.
Hoy, ya no me acuerdo de
Su apellido, ni de su nombre
Sólo recuerdo que se marchó.
Sólo recuerdo que dejó un gran
Dolor.
Ana, Rafael y Eduardo,
Testigos de ese día de dolor,
Prohibieron en su silencio
Y en su temor, hablar de
Aquel que un día nos abandonó.
Prohibieron en sus vidas,
Recordar a aquel que nos dejó.
Yo sólo sé que fue duro.
Que tuve que avanzar con los tres
Y, hoy soy testigo,
Que en ellos el tiempo borró,
A aquel que un día nos abandonó.
Referencias personales
- TRINIDAD FERNANDO
- LOS OLIVOS, LIMA, Peru
- Poeta y Sociólogo.
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